LA MACETA
Normalmente las plantas son vendidas en macetas de plástico, por su bajo peso, su poca fragilidad y precio. Los recipientes de cerámica son preferibles. Además de por criterios puramente estéticos (las macetas pueden contribuir a la decoración y ambiente de una habitación), su carácter poroso permite una mejor y más saludable respiración de las raíces. Además, ayudará a dosificar los regadíos.
No dudes pues en trasplantar la planta en el momento de la compra. Ya no sólo por el recipiente, sino también por el substrato con el que son vendidas. Éste a contenido fuerte en turba y aunque facilita el enraizamiento inicial, se revela contraproducente a largo plazo.
LA ILUMINACIÓN
Es la fuente de la mayoría de los problemas que le llegan a las plantas de interior. La luz es esencial para la buena salud de las mismas. Una fotosíntesis insuficiente es como si el vegetal no comiera. Cuidado porque a menudo se relaciona el amarilleo del follaje a una falta de riego, pero muchas veces es por falta de iluminación.
Por esta razón se aconseja colocar las macetas cerca de las ventanas. A 2 metros de una ventana, una planta recibe cuatro veces menos luz que si estuvo colocada justo detrás. Consideramos que la zona óptima para instalar las plantas es como máximo a 1’50 de las ventanas.
CALOR
Las plantas sufren con un calor excesivo. Una temperatura ideal son los 18 grados. Además, hay que tener presente el nivel de sequedad que hay en los hogares. Por ello, un grado elevado de humedad es necesario para la buena salud de las plantas de interior. Atención y mucho cuidado con la proximidad de los radiadores. Generalmente, las plantas de interior no soportan bien las temperaturas tan elevadas.
RIEGO
La falta de riego raramente es muy perjudicial: Hojas deformadas, flores arrugadas,… un poco de agua y pronto se arreglará (¡ojo! Falta de regadío no es ausencia total de regadío). En cambio, el exceso de agua produce efectos terribles. Las raíces, asfixiadas, se pudren y las hojas se oscurecen. Arreglar eso es casi imposible.
Piensa que salvo ciertas excepciones, en invierno las plantas de interior se contentan con un riego semanal o quincenal para las más “leñosas ” (con tallos duros o troncos como el Ficus, las palmeras, el Philodendron,…) De todas maneras no hay ninguna regla estricta: todo dependerá de las especies y de las condiciones de cultivo de la vivienda.
HUMEDAD
La humedad del aire es capital. Los orígenes tropicales de numerosas plantas les hacen preferir una tasa de higrometría del 70 al 90%. Medida que raramente se alcanza en apartamento. Los síntomas son un amarilleo de las hojas, las extremidades se oscurecen y se secan, caída brutal de las yemas florales, crecimiento interrumpido,…
Para paliar este problema, la solución más simple consiste en pulverizar regularmente el follaje de las plantas con la ayuda de un vaporizador. Otra solución es colocar las vasijas sobre un lecho de bolas de arcilla o grava en una cuba poco profunda rellena de agua. Las raíces no tocarán el agua, pero ésta evaporándose creará alrededor de la planta una atmósfera húmeda benéfica para ella.